Es un
estado de la mente.
Es
una demostración de la voluntad.
Una
cualidad de la imaginación, el vigor de las emociones,
el
predominio del valor sobre la timidez;
el
deseo de aventuras,
en
contraste con el deseo de comodidad.
Nadie
es viejo por solo haber vivido un cierto numero de años.
Se
envejece solamente cuando se abandonan los ideales.
Los
años arrugan la piel;
renunciar
a los ideales encoge el alma.
La
inquietud, la duda, la falta de confianza, el temor y el desespero...
son
los factores que al cabo de largos años hacen inclinar la cabeza
y
encaminar el espíritu hacia el ocaso.
Que
se tengan 70 o 16 años, hay siempre en todo corazón humano,
el
amor a lo maravilloso, la dulce admiración por las estrellas
y por
todo lo que irradie luz, sean acciones o pensamientos,
el intrépido
desafío de los acontecimientos,
el
inagotable e infantil apetito del
¿Qué
viene después?
Uno
es tan joven como su confianza,
tan
viejo como su temor;
tan
joven como su esperanza,
tan
viejo como su desesperación.
Mientras
que tu corazón recibe mensajes de belleza,
de alegría,
de intrepidez, de magnificencia y de poder,
de la
tierra, de los hombres, y del infinito,
eres
joven.
Cuando
todos los resortes se han aflojado
y
todos los rincones del corazón están cubiertos
por
la nieve del pesimismo y el hielo del cinismo,
entonces,
y solo entonces,
habrás
llegado realmente a viejo,
y, llegado
este momento,
que
Dios tenga misericordia de tu alma.
El
autor: 96 años.
Texto
que el General Mac Arthur tiene grabado
en
una placa de su despacho, entre los retratos de Washington y Lincoln.
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