Por José Rivero
En un año donde la educación nacional ha
ocupado las primeras planas, y no por sus bondades, presentamos un artículo que
toca los puntos esenciales por donde debería ir un debate serio sobre el rumbo
de la educación en el país.
Patricia Salas, Ministra de Educación |
Hacia
fines de la década de los años noventa el sector público atendía al 85% de la
matrícula del sistema educativo, el 15% restante era atendido por el sector
privado. En lo que va del nuevo siglo el panorama se modifica sustantivamente.
La cobertura de atención del sector privado en el 2011 creció 68% respecto a la
del año 2000, incrementándose en un millón 57 mil estudiantes a costa de la
caída creciente de matrícula en centros educativos estatales.1
La
tendencia fáctica a la privatización educativa tiene también otras expresiones.
Entre el 2000 y el 2011 la inversión privada en educación subió de 6,683
millones de nuevos soles a 14,057 millones llegando a significar el 2,8% del
PIB, cifra similar a la del presupuesto público (S/14,551 millones, es decir,
el 3% del PIB). En Lima el 66.7% de sus centros educativos es de carácter
privado, concentrando un 49% de la matrícula; Arequipa con un 57,3% de centros
educativos privados tiene el más alto porcentaje de matrícula privada en el
país: 50,1%2.
Este fenómeno no podría haberse dado sin tres factores determinantes: a) la gradual devaluación de lo público en educación; b) la bonanza económica vigente y sus efectos en cuanto a percepciones; c) una clase política de espaldas a la educación como derecho básico de todos, particularmente de los más humildes.
Este fenómeno no podría haberse dado sin tres factores determinantes: a) la gradual devaluación de lo público en educación; b) la bonanza económica vigente y sus efectos en cuanto a percepciones; c) una clase política de espaldas a la educación como derecho básico de todos, particularmente de los más humildes.
La
devaluación de la escuela pública
La
educación peruana lleva tres décadas de deterioro progresivo. Los principales
problemas son la baja calidad de la enseñanza y los magros resultados en
materia de aprendizaje de los estudiantes y de los egresados.
La terca
apuesta de los padres de familia porque sus hijos tengan acceso a una educación
adecuada contrasta con un sistema cuyo fin último no es el alumno. La escuela
pública fue hasta fines del siglo pasado el gran referente para la inmensa mayoría
del pueblo peruano, particularmente el de la considerable masa conformada por
pobres, pobres extremos y clase media baja. Hoy está dejando de serlo.
Remontémonos
a 1993. Una misión interagencial solicitada por el gobierno de entonces daba
recomendaciones específicas al Estado peruano sobre cómo mejorar su educación
pública.3 Señalaba que faltaba un programa nacional de
educación, que el liderazgo del MED era nulo y que existía una reducida
inversión en educación. Además que había una rígida burocracia con normas y
procedimientos superpuestos, sin idoneidad en el currículo para la educación
básica. Además de una notoria ausencia de materiales educativos pertinentes,
gran deterioro de la infraestructura y falta de mobiliario.
La
respuesta más inmediata del gobierno fujimorista fue construir escuelas como
parte de su campaña de reelección; y emitir el Decreto 882 que, sin control
alguno ni acreditación por entes públicos, dio paso a la creación
indiscriminada de centros privados en una perspectiva de mercado y de lucro
antes que de servicio eficiente
Si se
hiciera un recuento de lo obrado por el Estado desde entonces a través de
sucesivos gobiernos, respecto a esas recomendaciones, concluiríamos que varias
de ellas siguen sin cambio notable y con problemas agravados.
El
Proyecto Educativo Nacional, tal vez el mejor logro colectivo desde entonces,
fue aprobado el 2008, ninguneado por el gobierno que lo oficializó y recién
retomado como política eje desde el año pasado. Los presupuestos destinados al
sector educativo nunca crecieron más que las matrículas. Y la escuela pública,
sin recursos humanos suficientes ni de tipo operativo, siguió decayendo.
Las
opciones respecto a cómo invertir parte de la bonanza económica en el gobierno
de Alan García, son reveladoras. Costosos colegios emblemáticos situados en su
mayoría en la siempre rentablemente visible Lima, a pesar de que el Instituto
de Defensa Civil alertaba el 2007 que por lo menos 4,700 centros educativos del
país estaban en situación de emergencia y que en la propia Lima 415 de locales
corrían alto riesgo y 57% riesgo moderado y que el Consejo Nacional de
Educación denunciaba en el PEN que 650 mil niños se encontraban en riesgo por
problemas de infraestructura y saneamiento en sus escuelas.
Las
huelgas docentes, varias de ellas prolongadas artificialmente, constituyen
factor clave para explicar el éxodo de alumnos de la educación pública a la
privada. Algunos movimientos huelguísticos caracterizados por violentas escenas
de maestros en calles han ayudado decisivamente a que en familias populares se
convenzan de que el año escolar, por lo menos, no se va a perder en centros
privados.
Las
evaluaciones hechas al magisterio tuvieron particular gravitación. Sus
desastrosos resultados y la publicidad que sirvió de eco en diarios y medios
que alientan la idea de que el magisterio es el gran culpable del desastre
educativo- junto a resultados en pruebas censales nacionales y la incómoda
situación de estar entre los últimos en pruebas como PISA- han ayudado
activamente a ahondar la mala imagen de la escuela pública.4
La
privatización como efecto de la bonanza económica
Los
sucesivos esfuerzos gubernamentales de destinar muchos mayores recursos al
denominado gasto social no han sido suficientes para enfrentar los marcados
contrastes entre el notable crecimiento económico observado en el país y claros
desajustes de orden social como los observados en el ámbito educativo.
Es
curioso escuchar a líderes de opinión o políticos de corte liberal que abogan
por seguir el ejemplo de Finlandia- el país con mejores rendimientos en materia
educativa- y aquí hacen todo lo posible por estigmatizar la escuela pública y
al magisterio que trabaja en ella. Ignoran u olvidan que la educación en el
país nórdico tiene como principal característica contar con un sistema de
carácter público, con maestros muy bien preparados y con excelentes salarios,
gozando de prestigio social y del respeto ciudadano.
Entre
nosotros prima la idea de que fuera de la competitividad no es posible alcanzar
calidad alguna en materia educativa. Hay un mayoritario conjunto de medios
masivos abogando porque lo privado es intrínsecamente mejor que lo público y
que el Estado debe empequeñecerse dando curso a más dinámicas y eficientes
iniciativas privadas.
Ello
impacta en un grueso de la población, ahora con más recursos económicos y con
justo afán de superación. En un país segmentado como el nuestro está primando
la idea de que acceder a lo privado es acceder o aproximarse a una élite. La
posibilidad de pagar matrícula y pensión en una escuela privada forma parte de
tales aspiraciones.
Hay un
mayoritario conjunto de medios masivos abogando porque lo privado es
intrínsecamente mejor que lo público y que el Estado debe empequeñecerse dando
curso a más dinámicas y eficientes iniciativas privadas.
La
liberalización del servicio público durante la opción por el capitalismo sin
restricciones en el gobierno de Fujimori ha dado lugar a creciente oferta
privada en la educación básica, cuya demanda más alta se halla en los distritos
más pobres de Lima, ciudad donde hoy el ingreso per cápita es 58% superior
al resto del país urbano y 72% más que en las áreas rurales.
Lamentablemente, la calidad de la nueva oferta privada en estos ámbitos es muy
baja y sólo está a la altura de los miedos y de la desconfianza creciente en la
oferta pública.
Hoy los
sectores populares están en mejor condición económica para poder escoger donde
colocar a sus hijos para ser educados. La pregunta de rigor es ¿por qué entre
una deficiente escuela pública y una escuela privada no necesariamente mejor
que la fiscal, las familias pobres emergentes están optando por las privadas?
En el
imaginario general, el servicio educativo privado es de mayor calidad que el
ofrecido por el Estado. En el Perú, la opinión pública es tajante en este tema.5
Además, y esto no es menor, vivimos en una sociedad de individuos donde las
creencias comunes se diluyen, donde las apuestas por proyectos colectivos de
sociedad se diluyen por un individualismo exacerbado que privilegia intereses
particulares por sobre un bien común.
La
comprobación más evidente de la mala calidad de la educación privada en áreas
pobres de Lima Metropolitana la dan los resultados de la última evaluación
censal a alumnos del 2° grado de primaria en comprensión lectora y matemática.
Los resultados nacionales fueron deficitarios y en el conjunto del país los
centros educativosprivados tuvieron mejor desempeño que los fiscales.6
Sin embargo, en las zonas más pobres de Lima Metropolitana los resultados de
aprendizaje de estudiantes que asisten a las escuelas privadas están por debajo
o al nivel de aquellos que asisten a las escuelas públicas.7
La fuerza
de lo privado en el país ha impedido revisar el DL882, que si bien ha dado
lugar a algunas instituciones privadas de excelencia, ha significado por lo
general un abuso de particulares a quienes por el mismo DL se les faculta para
“fundar, promover, conducir y gestionar instituciones educativas particulares con
o sin finalidad lucrativa”.8 Hoy pedir su revisión o
derogatoria implica acusaciones al Estado de amenazar la educación privada.
Una de
las expresiones más perversas de la privatización de la educación se expresa en
los “exámenes” de admisión a que son sometidos niños desde la más tierna edad.
Estos excesos, que afectan la autoestima infantil y familiar, han obligado al
MED actual a prohibir dichos exámenes. Esta clara opción por proteger a los
niños ha sido cuestionada por los dueños de colegios que creen que pueden
seguir exigiendo a niños y niñas habilidades que no corresponden a su edad.
Responsabilidades
de la clase política
La
desconfianza frente al sistema político adopta en nuestro país características
más pronunciadas. La ilegitimidad del orden político aparece en la conciencia
colectiva como el reconocimiento de la incapacidad de los gobernados para
influir en la modificación del propio sistema.
La
educación pública ha sufrido los efectos de una clase política no comprometida
con su mejor desarrollo. La Constitución de 1979 si bien recogió gran parte del
diseño del Estado promovido por las reformas velasquistas que heredaron el
segundo gobierno de Belaúnde y el primero de García, sufrió un desmontaje total
con las reformas neoliberales de Fujimori y las reglas de ajuste estructural
promovidas desde organismos multilaterales. Se sacrificaron políticas sociales
sin que en el ámbito educativo se dieran estrategias integrales de atención a
zonas excluidas. Sin embargo el país vivió engañado con la masiva construcción
de centros educativos y propaganda de “tener la mejor educación
latinoamericana” sujetas a afanes electorales. El deterioro de la escuela
pública se expresó en los malos resultados peruanos en la evaluación comparada
LLECE/UNESCO que el gobierno prohibió difundir.9
El
gobierno de Toledo fue opaco en lo educativo. No cumplió con el Acuerdo
Nacional de ampliar el presupuesto educativo más allá de un 2,9% del PIB y si
bien creó el Consejo Nacional de Educación, aumentó salarios docentes y declaró
en emergencia la educación nacional (2003) luego de paupérrimos resultado
peruano en PISA, nunca el denominado Programa Nacional de Emergencia significó
un atisbo serio para enfrentarla.
Lo de
Alan García es más reciente. Mal utilizó hasta su distorsión una Carrera
Pública Magisterial que nace manteniendo vigente la Ley del Profesorado en cuyo
mal nacimiento participó activamente también el Apra. Los resultados de las
evaluaciones censales mostraron bajos aprendizajes y los de la segunda
evaluación comparada LLECE/UNESCO señalaron a nuestro país como el que presenta
la mayor inequidad educativa en la región. El despilfarro en programas como
PRONAMA y las construcciones costosas con ética dudosa caracterizaron su
gobierno. El imperio de una noción tradicional de calidad educativa sin
homogeneización y con enfoque utilitarista, también afectó gravemente la
escuela pública.
Patria
Roja y su dominio pleno durante décadas de la dirigencia y accionar del SUTEP
es otro actor político por considerar en esta debacle de la educación pública.
Desde su creación contestataria al régimen militar de Velasco el SUTEP es
sinónimo de lucha gremial contraria a todo gobierno que se haya sucedido en las
últimas tres décadas.
En las
zonas más pobres de Lima Metropolitana los resultados de aprendizaje de
estudiantes que asisten a las escuelas privadas están por debajo o al nivel de
aquellos que asisten a las escuelas públicas.
Hay que
reconocer que ha sido el único portavoz de maestros sin voz en el país y que
como organización social vela por los intereses y las mejores condiciones
laborales y salariales de sus asociados. Los problemas surgen cuando sus
dirigentes conciben al SUTEP como una instancia alternativa de gobierno a las
decisiones ligadas a la educación. Hubo intentos de crear su propia ley general
de educación, su propio PEN y su propia propuesta de ley magisterial.
Lamentablemente han privilegiado el control político sindical más que la
representatividad de todo el magisterio.
El
panorama gremial magisterial se complica y complejiza este 2012 con motivo de
la dación de la nueva Ley de Reforma Magisterial. Las condiciones de
precariedad salarial docente y los procesos de regionalización han generado
últimamente la incursión en el gremio docente de un movimiento político cercano
a Sendero Luminoso generando gran preocupación en la opinión pública y los
padres de familia. Los efectos de las luchas dentro del gremio10
se expresaron en la huelga generada en distintas regiones por el CONARE desde
junio y la del CEN del SUTEP en septiembre tomando como base de la huelga
“indefinida” la dación de la Ley de Reforma Magisterial unificando a todos los
maestros en un solo régimen profesional y la deuda social no asumida por el
Estado. Se calculan
en 3’972,021 los niños y niñas afectados por la interrupción de sus
clases.
Más allá
de la justeza de algunas de las reivindicaciones esgrimidas, el daño que se ha
hecho con estas huelgas a las escuelas púbicas es inmenso.
Algunas
de las posibles tareas
La crisis
de la educación pública es acumulada. Está también asociada a que en las
últimas décadas el énfasis en la privatización se da junto a una fuerte
impugnación del Estado y de la política, los asuntos públicos se privatizan a
la par que intereses privados se tornan públicos
En
educación la construcción de la escuela pública requirió muchos años. Una de
sus virtudes era que daba una educación de mejor calidad que la actual y a la
que podía acceder todo el que quisiera. Hoy la escuela pública es vista por la
gente como “la escuela de los pobres”.
Revertir
esa situación es necesario por muchos motivos. La escuela pública revalorada posibilitará
ejercitar a la mayoría su derecho a educarse bien, particularmente los menos
pudientes; formación e identidad de la ciudadanía en contextos de
multiculturalidad; posibilitar a la mayoría ciudadana que sus hijos sean
educados con un conjunto de conocimientos, destrezas y valores compartidos;
integración y socialización, etc.
Será
tarea difícil, no sólo por las políticas privatizadoras de gobiernos
conservadores y ambiguos, sino que el mal- más profundo- radica en la propia
subjetividad de los ciudadanos, ahora convertidos en clientes.
La
extensión del artículo no posibilita hacer balance sobre el actual contexto
político institucional. El actual gobierno en el que hoy más creen quienes no
votaron por él que sus anteriores seguidores, tiene en el MED un capital
valioso a pesar de las serias dificultades por las que ha atravesado este año,
algunas de las cuales ahondadas por propia impericia. Respecto a la educación
pública no tengo duda de que el actual equipo ministerial está identificado con
su importancia, con la necesidad de abordar la calidad de la enseñanza y de
considerar al docente como aliado real o potencial y no como obstáculo. Es
notable el contraste con la gestión Chang en cuanto a disposición al diálogo y
a transparencia y a un real interés en lo que están realizando.
Su
coherencia e idoneidad serán puestas a prueba con una adecuada aplicación de la
Ley de Reforma Magisterial. Convencer al magisterio de sus bondades no será
tarea fácil; deberá demostrarle que su formación en servicio será tarea
prioritaria y que no se volverán a repetir los gruesos errores en materia
evaluativa.
Enfrentar
la descentralización en diálogo compartido con regiones, mejorando
sustantivamente la deplorable imagen y gestión de los organismos intermedios,
es aún asignatura pendiente. Será fundamental en este conjunto de tareas que el
MEF no ponga trabas para más recursos y flexibilice sus exigencias a sectores
sociales como el educativo.
La
difusión y el análisis en las escuelas de los resultados evaluativos de alumnos
están significando levantar conciencia en padres y maestros sobre la
importancia de la calidad en los aprendizajes. No puede haber buena escuela
pública sin rendición de cuentas y con padres desinformados y desinteresados en
sus logros.
Será
fundamental, asimismo, que el SUTEP coparticipe en la reconstrucción de la
escuela pública. Su posibilidad de aporte será mayor si en él se asume que si
bien la naturaleza de la educación es política, no debiera concebirse en los
términos estrechos de una ideología determinada, de un modelo político
determinado o de un partido determinado.
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1 En
educación primaria el éxodo de estudiantes de lo público a lo privado llegó a
865 mil estudiantes, en la secundaria a 239 mil estudiantes. La educación
superior no universitaria, fundamentalmente en Institutos Superiores
Pedagógicos por la racionalización de matrícula impuesta por la gestión del
ministro Antonio Chang, disminuyó con 46 mil alumnos menos. La educación
inicial (con 78 mil estudiantes) y la superior universitaria (con 99 mil
estudiantes) fueron las únicas modalidades que crecieron en el sector público.
(Fuente: INIDEN. Noviembre de 2012 , Año 21, N° 11)
2 En
síntesis, en los últimos once años la oferta privada en servicios educativos
aumentó en 12%, asistiendo a uno de sus centros 3 de cada 10 estudiantes
(Fuente: INIDEN. Noviembre de 2012 , Año 21, N° 11)
3 El PNUD,
la UNESCO y la GTZ integraban esa misión.
4 Dos
evaluaciones fueron determinantes. La de enero 1999 para nombrar a 29,256
docentes y directores, en la que sólo 16,2% aprobaron el examen, y de ellos,
60% con la nota mínima 11. La evaluación punitiva de marzo 2008 en la que se
“evaluó” a 181.118 docentes con fines de nombramiento y contratación en la CPM,
en la que solo 151 lograron aprobar con 14 o más, en medio de graves,
contundentes y generalizados cuestionamientos a la validez técnica de la
prueba.(Fuente: ”Educación, docencia y clase política en el Perú” de José
Rivero)
5 En las
Encuestas Nacionales de Educación (ENAED 2005 y ENAED 2007) realizadas por Foro
Educativo, el 76% y el 79% de la población, respectivamente, consideran que la
educación privada es mejor que la educación pública.(Fuente: Ricardo Cuenca
ibídem).
6 La
educación privada es de mejor calidad a medida que se da en distritos con
mayores ingresos siendo la variable económica más que la educativa la
determinante en la calidad de las escuelas privadas.
7 El porcentaje de estudiantes que alcanzaron el nivel 2 en ambas materias según grupos del Índice de Desarrollo Humano fue mayor en las escuelas públicas que en el de las privadas. Me refiero a distritos con el menor IDH: Lurigancho, Lurín, Villa María el Triunfo, Carabayllo, Cieneguilla, Puente Piedra, Pucusana, Pachacámac, y a los distritos en el segundo IDH más bajo: San Bartolo, Ancón, Punta Negra, El Agustino, Ate, Villa El Salvador y San Juan de Luriganchjo. (Fuente: MED, “Resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes 2011” Exposición de la Ministra Patria Salas).
7 El porcentaje de estudiantes que alcanzaron el nivel 2 en ambas materias según grupos del Índice de Desarrollo Humano fue mayor en las escuelas públicas que en el de las privadas. Me refiero a distritos con el menor IDH: Lurigancho, Lurín, Villa María el Triunfo, Carabayllo, Cieneguilla, Puente Piedra, Pucusana, Pachacámac, y a los distritos en el segundo IDH más bajo: San Bartolo, Ancón, Punta Negra, El Agustino, Ate, Villa El Salvador y San Juan de Luriganchjo. (Fuente: MED, “Resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes 2011” Exposición de la Ministra Patria Salas).
8 Artículo
2° del DL 882 suscrito en 1996 por A.Fujimori, A.Pandolfi (Premier) y D.Palermo
(Ministro de Educación). Uno de los efectos perversos de la mala aplicación de
este instrumento legal sin ningún contrapeso de acreditación y supervisión, fue
la creación indiscriminada de ISP formadores de docentes.
9 Fue el
gobierno de transición de Valentín Paniagua el que los dio a conocer a través
de su ministro Marcial Rubio
10 Contar
con dos directivas de Colegio de Profesores es otra expresión de una lucha
cainita entre dirigencias docentes, una de ellas ligada al SUTEP dependiente de
Patria Roja y la segunda a tendencias gremiales contestatarias.
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